Existen múltiples calificativos que
definen a una persona que tiene una idea por la cual lucha y dicha idea
convertirla en un proyecto novedoso que tiene la capacidad para generar empleo
y un sinnúmero de beneficios a otros.
Y hablando de todos esos calificativos
que empiezan por la letra “E” de Energía, de Emoción, de Entusiasmo,
de Éxito… y podría seguir
encontrando tantos calificativos que podrían describir a las personas que
describo en el primer párrafo de este artículo.
Sin embargo hay una sola palabra que
describe a la perfección esto…”Emprendedor”.
Hoy se habla mucho de emprendedores,
ya que muchas personas se han visto obligadas por las circunstancias a serlo y
lo han conseguido con empeño y la importante motivación de sobrevivir. Pero
considero que el legítimo emprendedor es aquel que ha elegido serlo por su
propia iniciativa sin que nadie lo empuje para tal fin, más bien cree en su
proyecto y además cuenta con las cualidades para llevarlo a cabo, tiene la
fuerza para echarse el mundo a sus hombros sobresaliendo de los demás bajo este
concepto de “Emprendedor”.
A pesar de que cada persona es un
universo diferente, la verdad es que los emprendedores están identificados por
una serie de características que los hace más visibles a los ojos de los
demás. Estas son algunas de las características:
-
Cuentan con tal
Energía y con esa pasión sin límites por todo lo que hacen que les ayuda a
superar cualquier dificultad que se topen en el camino.
-
Demuestran una fe
ciega en su proyecto, desde su inicio y cuando esta fortaleza debe ser
demostrada, lo hacen sin preámbulo en su entorno más cercano.
-
Una completa
capacidad de asumir riesgo, como una parte primordial de su negocio, y para
asegurarse que ese riesgo no los lleve al fracaso, lo compensan con grandes
cantidades de creatividad, autocrítica y esa capacidad enorme de corregirse en
cada error que se vaya cometiendo. Para un emprendedor, el fracaso es una nueva
oportunidad en su camino al éxito. Esto me lleva a crear una frase que he
puesto como mi máxima: “Cada vez que
fracaso, tengo un escalón menos en mi ruta hacia el éxito”.
-
Con esa gran
capacidad de trabajo que es prácticamente su estilo de vida, los emprendedores saben
creer en otras personas para delegar con exactitud lo que esperan de ellas,
siendo diligentes y supervisando el trabajo. Su buena comunicación les permite
trasladar con precisión cuál es su idea en el proyecto y que esperan de su
equipo de trabajo.
-
Al ser conscientes de
que son los mayores interesados en que todo salga bien, dedican su tiempo y
energía a desarrollar su proyecto, pero además lo disfrutan. Su trabajo nunca
es una carga, al contrario es un placer que los lleva a conseguir otras metas.
- Su
constante motivación y espíritu de liderazgo, les permite una gran estabilidad
en sus relaciones con los demás. El ser positivos es primordial para alcanzar
sus metas y lo bueno es que lo saben. A pesar de su lógica y de ser realistas,
siempre son capaces de sacar el barco a flote aunque se esté hundiendo.
-
El ser los mejores
conocedores de su propio proyecto, los convierte en los mejores comercializadores
del mismo y sabe además con precisión el proceso productivo, rodeándose de
profesionales que solucionan sus carencias.
Posiblemente al estar leyendo esto te
encuentres identificado, lo que debe alegrarte ya que eso te convierte en un Emprendedor…
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